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Saturday 31 May 2008

La Playa del Papagayo

¿A que parece bonita? Pues bien, bonita, lo que es bonita, lo es y mucho. Sin embargo es uno de los lugares más angustiosos donde he estado. Al salir del hotel preguntamos a una señora que parecía entendida en el asunto de la geografía cómo se iba a la famosa Playa del Papagayo. Después de unas direcciones más bien inespecíficas donde cualquier lugar en la isla parecía estar en linea recta, la señora en cuestión nos dijo "son unos veinte minutos andando". Así que emprendimos nuestro paseíto (bajo el sol y el viento vientísimo) con nuestras "flip-flop", mochilas con toallas, bolsa (incomodísima) con el equipo de buceo. ¿Veinte minutos? ¡Tres horas, el paseíto! ¡Tres! Luchando contra el viento, subiendo áridas colinas y bajando todo lo que habíamos subido (una inclinación no adecuada para el calzado que llevábamos). En fin, llegamos y, de hecho, disfrutamos la aventura. Paisajes increíbles. Ah, y comimos en un restaurante espectacular en Marina Rubicón, llamado "El maño". La vista era espectacular. Todo árido, desértico, el típico paisaje volcánico de Lanzarote. Una playa gigantesca. Y muy poquita gente. Parece ideal, ¿no? Pues había algo realmente extraño en aquel lugar. Un silencio como si nos hubiéramos metido en un embudo y algo nos empujara a un hoyo de viento. La arena imitaba a las olas en el aire y nos golpeaba la cara, ahora sí, ahora no. Y quemaba y dolía. Duramos cinco minutos. Rory se fue a nadar mientras yo me quedaba luchando para mantener la toalla en tierra; protegiéndome los ojos de los granos kamikace de arena diabólica. Me quedé mirando la punta de la isla de Fuerteventura cubierta de bruma. Pensé que, si estaba tan cerca, deberíamos ir pero que, de momento, lo que teníamos que hacer era volver a tierra firme (firme de verdad); salir del embudo de viento. No sé con qué o con quién nos encontramos ahí, pero no nos apeteció quedarnos ni un minuto más. Creo que fue el viento, que siempre tiende a abrir puertas que preferimos mantener cerradas.

1 comment:

labuenavida said...

Gracias a Dios no he estado nunca en un lugar que me hizo sentir así...Ay, que raro.