Welcome to my blog, hope you enjoy reading :)
RSS

Tuesday, 22 July 2008

El olvido de la memoria


Hemos tenido una experiencia extraordinaria. Nos ha cambiado la vida. Hay un antes y un después. Nos ha hecho ver el mundo de un modo que nunca habíamos intuído antes. Nos ha hecho ver las mismas cosas que ya intuíamos, pero más vivas, más creíbles, más de verdad. Ahora nos creemos lo cotidiano. Vale la pena vivir, nos decimos. Pero no de cualquier manera. A partir de ahora todo va a ser intensidad, sentido, meta presente y meta futuro. De nuestra experiencia extraordinaria hemos salido vencedores, reforzados. Sin embargo, la ingenuidad dura poco. O nada. Segundos. Nos acordamos de los vencidos. De los desafortunados. De los heridos que aún se están recuperando, de los muertos. Nuestra alegría de ser los supervivientes no oculta su lado cruel. El azar nos ha hecho supervivientes. Nada más. Sentirse afortundado y agradecido por lo que se tiene; porque los otros no tienen. Sentirse contento por estar vivo; porque los otros han muerto. Quizás la fuerza interior no nos viene por haber sobrevivido, sino por haber sobrevivido esta vez. Por lo que también compartimos con los vencidos. Porque sabemos que un día también nosotros seremos ellos. Humanidad compartida. Solidaridad. Esto es lo que tenemos.
La pena es que el recuerdo se nubla. La intensidad decrece. Los colores de los paisajes y rostros adquieren la unidimensionalidad de las fotografías. Lo cotidiano ya no es extraordinario. Nuestra aventura es un dato. Una historia que contar. El sentimiento se ha ido. Nos volvemos a enfadar porque alguien se nos ha colado en el supermercado. Nos volvemos a estresar porque no hay nunca suficiente tiempo. Volvemos a vivir corriendo. A sobrevivir corriendo. Sin el agradecimiento de cada segundo, sin la importancia de cada gesto de alguien a quien queremos. Como aquel que dice, sin inmutarnos pero paradójicamente angustiados. Como diría Benedetti, "nos pensamos sin sangre; nos dormimos sin sueño; nos salvamos"; Quizás el olvido es eso. Un intento suicida de salvarse. Un fracaso.
Mi deseo de hoy: Una vez más, no quiero salvarme. Que nuestra experiencia extraordinaria nunca nos deje.

Tuesday, 15 July 2008

Adioses

Nunca te imaginas lo que va a pasar cuando dices adiós hasta que lo dices de verdad y hasta que te vas de verdad. Llevo meses diciendo adiós. Desde mayo. Digo adiós pero no me voy. ¡Aún no tengo dónde ir! Adiós a estudiantes, compañeros de trabajo, jefes, conocidos. No me imagino que en verdad no voy a volver. Los adioses a amigos los he ido aplazando. Sí pero no. Adiós, pero nos vemos la semana que viene. Aún no me voy. Aún una copa más. Pero ahora el juego ha empezado de verdad. Algunos amigos se han ido de vacaciones y cuando vuelvan ya no estaré. He vaciado mi despacho (¡ardua tarea!), tengo la casa llena de cajas todavía sin organizar. Esperando más. Nunca son suficientes. Libros, como ladrillos, configuran una nueva geografía doméstica a un espacio que ya no es el mismo, que va perdiendo sus días, sus olores y sus momentos. A la geografía antigua de mi casa, la estoy metiendo en las cajas, junto con toda esa basura sentimental que uno acumula a través de los años.
El sábado por la mañana abrí los ojos y me lo creí. Por fin pude verlo. Está sucediendo de verdad. Me voy. Y no es sólo el irse. Es el darse cuenta de que no estoy dejando sólo una ciudad y unos amigos, sino que dejo atrás una etapa de mi vida para empezar otra. No importa las veces que vuelva a Manchester para visitar a todas estas personas que tanto quiero, que lo haré, nunca volveré a vivir este espacio de mi vida que ahora termina. Mi vida ha cambiado sus significados sin pedirme permiso. Volveré ahí en los recuerdos. En las fotos. Y en las batallitas que contaremos los que las vivimos. Los supervivientes del PGCE.
Sin lugar a dudas los últimos cuatro años de mi vida han sido los mejores (hasta ahora) y los recordaré siempre como los más felices. Estaré eternamente agradecida a las personas que los han vivido conmigo. Gracias especialmente a Estela, Fiona y Laura, con quienes estoy convencida que seguiré compartiendo toda mi vida. Y claro, está Rory, que se viene conmigo. Nunca podría haber encontrado a un cómplice mejor.

Wednesday, 2 July 2008

Éste es uno de mis cuadros preferidos. Ha vivido conmigo casi
ocho años y me lo llevo a todas partes (la copia, claro, ¡que yo no fui quien lo robó de Noruega!).
Es una imagen de lo más inquietante. Una figura entre la vida y la muerte y más allá del tiempo pero en el tiempo. Una mujer que une generaciones de vivos y muertos y que siempre cambia y que siempre es la misma. Que siempre es mujer. De generación en generación.
Hace pocos días vi la película Caótica Ana. Si no la has visto, deja de leer. Bueno, o no. Tampoco revelo demasiado. Si sí la has visto, escribe algo, anda. Y nada, que me vino esta imagen a la memoria. Y, hablando de memoria, me hizo pensar en todos los posibles (seguros) recuerdos a los que no puedo ponerles palabras. Los que no conozco pero están ahí, haciéndome mover, pensar y actuar cada día. Los que me hacen elegir y sufrir y ser feliz y, vaya, existir. Recuerdos de otras generaciones pasadas que han hecho posible mi vida presente. De otras personas que me han hecho a mí como soy. Una Historia que no está escrita en los libros. ¿Inconsciente?¿Reencarnación? ¿Memoria colectiva? ¿Olvido colectivo? La Madonna de Munch está conectada tanto con el pasado como con el futuro y los dos tiempos parecen igual de desconocidos. Perdidos en una espiral a la que no podemos acceder sin perdernos a nosotros mismos. Círculo vicioso, dirían los pesimistas. Eterno retorno, los filósofos. Bueno, en definitiva, esta idea del círculo y del no irnos para siempre, del poder volver siempre nos ha atraído, ¿o no?. Pues si todo es un círculo, ¿podemos recordar el futuro? En realidad la película no trata en absoluto del futuro y tampoco sólo del pasado, sino de la convergencia de los tiempos en cada uno de nosotros y, en especial, de cómo cada mujer somos muchas mujeres (¿o bien hombres?). Interesante. ¿Cómo encontrar y definir nuestra individualidad cuando somos muchos? Bueno, ahí va un pensamiento. En fin, la peli es genial. La recomiendo mucho muchísimo.
P.S La Madonna de Munch fue encontrada después del robo, creo.

Saturday, 31 May 2008

La Playa del Papagayo

¿A que parece bonita? Pues bien, bonita, lo que es bonita, lo es y mucho. Sin embargo es uno de los lugares más angustiosos donde he estado. Al salir del hotel preguntamos a una señora que parecía entendida en el asunto de la geografía cómo se iba a la famosa Playa del Papagayo. Después de unas direcciones más bien inespecíficas donde cualquier lugar en la isla parecía estar en linea recta, la señora en cuestión nos dijo "son unos veinte minutos andando". Así que emprendimos nuestro paseíto (bajo el sol y el viento vientísimo) con nuestras "flip-flop", mochilas con toallas, bolsa (incomodísima) con el equipo de buceo. ¿Veinte minutos? ¡Tres horas, el paseíto! ¡Tres! Luchando contra el viento, subiendo áridas colinas y bajando todo lo que habíamos subido (una inclinación no adecuada para el calzado que llevábamos). En fin, llegamos y, de hecho, disfrutamos la aventura. Paisajes increíbles. Ah, y comimos en un restaurante espectacular en Marina Rubicón, llamado "El maño". La vista era espectacular. Todo árido, desértico, el típico paisaje volcánico de Lanzarote. Una playa gigantesca. Y muy poquita gente. Parece ideal, ¿no? Pues había algo realmente extraño en aquel lugar. Un silencio como si nos hubiéramos metido en un embudo y algo nos empujara a un hoyo de viento. La arena imitaba a las olas en el aire y nos golpeaba la cara, ahora sí, ahora no. Y quemaba y dolía. Duramos cinco minutos. Rory se fue a nadar mientras yo me quedaba luchando para mantener la toalla en tierra; protegiéndome los ojos de los granos kamikace de arena diabólica. Me quedé mirando la punta de la isla de Fuerteventura cubierta de bruma. Pensé que, si estaba tan cerca, deberíamos ir pero que, de momento, lo que teníamos que hacer era volver a tierra firme (firme de verdad); salir del embudo de viento. No sé con qué o con quién nos encontramos ahí, pero no nos apeteció quedarnos ni un minuto más. Creo que fue el viento, que siempre tiende a abrir puertas que preferimos mantener cerradas.

Playa Blanca

Desierto, cielo y mar. Una lucha de opuestos. Fusión de iguales
Me pareció como un cuadro de Rotkho. Tres bandas de colores que se delimitan, se definen, se dan poder de existencia las unas a las otras.
Ones:


Catalán para ‘olas’, plural de ‘ola’.
Según la Real Academia De La Lengua Española:


1. f. Onda de gran amplitud que se forma en la superficie de las aguas.
2. f. Fenómeno atmosférico que produce variación repentina en la temperatura de un lugar. Ola de fuego, de frío.

¿Por qué ones?
1-Son movimiento que se reinventa a sí mismo. Siempre se van, pero siempre vuelven. Con más fuerza, con menos. Suaves o destructoras. Pueden con todo, menos quedarse quietas en una orilla. Todo, menos irse para siempre. Ciclos. Nacimientos. Transformaciones. Naturaleza. Dejarse ir. Perder control. Recuperarlo. Jugar. Trabajar. Dormirse en su balanceo. Morir un día. No para siempre. Recordar.
2-Las otras olas, invisibles, llegan a todas partes, afectan, producen reacciones, movimiento, fuerza. Nos exigen adaptación. Viajan por la tierra, el aire, el fuego y el agua. Y sus significados, con los que fabricamos el mundo.
No podía haber llamado a este blog con otro nombre.
¡Bienvenidos!